La beatificación de Chiara Luce Badano, que tuvo lugar el 25 de septiembre de 2010, fue acompañada por una corriente de alegría y entusiasmo juvenil.
Chiara nace en Sassello el 29 de octubre de 1971. Los padres son de origen modesto, Chiara es hermosa de aspecto y radiante en su espíritu. Le gusta vestir bien, le gusta el deporte, hace amistades, se une al movimiento de los Focolares. En 1985, para poder asistir a la escuela clásica, se traslada con su familia en Savona. Aquí sucede lo inesperado: durante un partido de tenis, siente un fuerte, persistente dolor en el hombro. Las investigaciones dan un resultado despiadado: sarcoma óseo, sin grandes posibilidades de curación. Comienzan las visitas y las hospitalizaciones, pero nada parece poder quitar la sonrisa de la cara de Chiara. Su habitación se convierte en una pequeña iglesia, un lugar de reunión y oración.
Dice Chiara: «Lo importante es hacer la voluntad de Dios». Y su homónima, la fundadora de los Focolares, le atribuye un segundo nombre: Luz, porque de sus grandes ojos emana una luz de alegría. Se acerca el momento de la separación y la joven está más que nunca consciente de esto. Es su encuentro con el novio Jesús y ella quiere presentarse hermosa y elegante. Elige el vestido blanco, los cantos para la ceremonia, dice a todos que no lloren. A su madre deja sus últimas palabras: «Mamá, sé feliz, porque yo ya lo soy», Es el amanecer del domingo 7 de octubre de 1990. Chiara es una joven de nuestro tiempo. Por eso la Iglesia la ha puesto en santidad como signo de esperanza, sobre todo para sus coetáneos.
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