Guido Conforti nació el 30 de marzo de 1865 a Casalora de Ravadese, en el parmense. Fue el octavo de diez hijos de Rinaldo y Antonia Adorni. Después de haber estudiado de los Hermanos de las escuelas cristianas y superado las perplejidades del padre, no muy feliz por su elección, Guido entró en el seminario de Parma. Su vocación es atada a un episodio que, llegado a ser obispo, a menudo recordará. En la iglesia de la Paz en Burgo de las Columnas, sobre la calle que recorria para ir al colegio, hubo un Crucifijo delante del que se paró a menudo a rogar: "Yo lo miré y él me miró y me pareció que dijera muchas cosas", contará asegurando que su vocación sacerdotal ha nacido allí. A los diecisiete años, tuvo los primeros síntomas de la enfermedad: la epilepsia lo atormentó hasta la muerte y amenazó de cerrarle la calle hacia el sacerdocio, pero el rector, monseñor Andrea Ferrari le da fuerza y lo conduce hasta el pedido sacerdotal, que ocurrió en el santuario de Fontanellato (Parma) el 22 de septiembre de 1888. Después del pedido, don Guido volvió en seminario a continuar en el encargo de vicerrector, que monseñor Ferrari le confió de clérigo y que desarrolló con inteligencia y corazón demostrando de ser un buen educador. A los veintiocho años es elegido vicario general de la diócesis de Parma. En seminario, el jóven Conforti leyó una biografía de san Francesco Saverio y quedó fascinado de su espíritu y de sus empresas misioneras. La prematura conclusión de la misión del heroico jesuita enciende en él el sueño de retomarla y continuarla. Se siente misionero y quiere hacer el misionero, pero con la enfermedad que tiene ningún instituto entregado a la misión es dispuesto a aceptarlo. Así el 3 de diciembre de 1895 (fiesta de san Franceso Saviero), fonda un Instituto emiliano por las misiones extranjeras, tres años después oficialmente reconocido como Congregación de san Francesco Saverio por las misiones extranjeras. Al principio sólo tiene pocos alumnos y un cura que lo ayuda, pero muy pronto puede entregar la cruz a los primeros dos misioneros saveriani dirigidos en China, Gaio Rastelli y Odoardo Mainini. Conforti se encontró por lo tanto en una situación delicada: mientras es vicario general de la diócesis de Parma, prepara curas que mandar en misión y este en un momento histórico en que la misión es vista cómo una sustracción de elementos al clero local, y él tiene que estar ocupado para convencer a los cofrades que la iglesia es por su misma naturaleza misionera. Mientras tanto en el 1902, a los 37 años, fue nombrado arzobispo de Rávena, pero sobre la cátedra de Sant'Apollinare sólo queda uno año, obligado a la retirada del agudizarse de su enfermedad. Mientras tanto, uno de sus misioneros en China murió y el otro vuelve así en Italia. En este período Conforti se dedicó a la formación de los jóvenes aspirantes misioneros. Un período corto, porque Pio X lo nombró adjutor del obispo de Parma y en el 1907 sucesor del presule difunto. Sujetó la diócesis de Parma por casi veinticinco años, siempre muy activo: convoca dos sínodos, visita por cinco veces cada una de las trescientas parroquias, teniendo en la cumbre de sus preocupaciones pastorales la instrucción religiosa de los fieles. Instituyó y promoviò la acción católica, sobre todo entre los jóvenes. Mientras tanto sus misioneros saveriani volvieron a China y en el 1912 uno de ellos, padre Luigi Calza, fue nombrado por Conforti obispo de ChengChow. En el mismo año, junto a don Giuseppe Allamano, fundador a Turín de los Misioneros de la Consolada, se hizo promovedor de un campo para despertar en la iglesia su connatural vocación misionera. Los dos lanzaron una llamada al papa, que no cayó en el vacío: el Día misionero mundial, que fue instituida luego en el 1926 por papa Pio XI, también fue fruto del interés suscitado por la llamada. En el 1928 Conforti fue a China a visitar a sus misioneros y a consolidar la unión de comunión entre la comunidad católica de Parma y la joven iglesia del Honan occidental, el sueño de Francesco Saverio realizado... Monseñor Conforti encontró en la misión óptima motivas para ser un excelente pastor de su diócesis, que re-evangeliza por la catequesis y la caridad, experimentada en todas las direcciones, en particolar modo en el asistir las familias golpeadas de los lutos y de los malestares de la primera guerra mundial, el empeño también fue reconocido por el gobierno italiano que le otorga una alta condecoración. Vuelto de la China, monseñor Conforti retoma su actividad, pero su físico mucho probado, incluso sustentados por una indómita voluntad, cede irremediablemente. El 5 de noviembre de 1931, acompañado por los cofrades y confortado por el sacramento de los pacientes, se duerme en el Dios. En el 1995 fue proclamado beato por Giovanni Paolo II, mientras que Benedetto XVI el 23 de octubre de 2011 lo ciñe de la aureola de los san.
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