Es el fundador del orden de los Trinitari para la redención de los esclavos.
Nació en Falcone en Provenza el año 1160 de padres ricos en censo y virtud. Educado con cada cura, enseñó pronto tales dotes de ingenio, de seriedad y un corazón tan sensible por las miserias ajenas, de hacer presagiarle en él el futuro ángel consolador de los afligidos.Para querer de los padres frecuentó la escuela de Aix, en fin mandado a la academia de París, consiguió con resultado brillante la licenciatura de médico en teología.
Su piedad, no inferior a la ciencia, golpeó tan el arzobispo de París, que decidiò exhortarlo a serse sacerdote. Único obstáculo fue la humildad del joven licenciado, pero no fue difícil al Prelado desatar las dudas y las objeciones que nacieron únicamente de un corazón deseoso de perfección.
Así Giovanni fue sacerdote. Mientras celebraba con seráfico ardor la primera Misa, Dios con un prodigio quiso enseñarle la misión que lo esperó. En efecto, al momento de la elevación, delante del novicio apareció un ángel blanco-vestido con una cruz rojo-celeste sobre el pecho.
Tuvo los brazos cruzados y las manos extendidas sobre el jefe de dos pobres esclavos, uno moreno, el otro blanco. Giovanni comprendió que el Dios lo destinó a la redención de los esclavos.
La empresa fue ardua. Giovanni para poder seguir mejor la voz del Dios se apartó cerca de un célebre monje, Feliz de Valois, que abandonó el lujo de la corte y sirvió Dios en una ermita.
Allì vivieron para tres años en las penitencias y en el ruego, hasta que un día, mientras se sentaron cerca de un manantial, vieron acercarse un ciervo que llevó entre los cuernos una cruz rojo celeste.Feliz a aquel visa quedó sorprendido, pero Giovanni lo alentó contándole la visión de su primera Misa.
El digno amigo vio en este la divina bondad hacia de él y tirándose de rodillas se dijo listo a seguirlo en la gran y santa obra del rescate de muchos infeliz. De aquel día no pensaron en otro que a la práctica realización de aquel heroico ideal.
Concertado entre ellos un primer bosquejo, fueron a Roma para referir cada cosa al Vicario de Jesús Cristo y conseguir su aprobación. Innocenzo III, que se sentó entonces sobre el solio pontificio, después de muchos ruegos aprobó el orden del SS. Trinidad para la redención de los esclavos e impuso a los miembros el uniforme blanco con la cruz rojo tuquesa sobre el pecho.
Establecido así el instituto, los dos fundadores volvieron a Francia y erigieron el convento de Ceifroid, a cuya dirección quedó S. Feliz. Este monasterio siempre fue tenido como el centro del orden. S. Giovanni con algunos discípulos retomó la calle de Roma.
El Pontífice le donó la iglesia y el hospital de S. Tommaso sobre el Bromeo. Provisto de commendatizie, el San se fue a España, en Marruecos y en Argelia. En todo sitio cumplió prodigios de celo para levantar y liberar los infeliz de las manos de los infieles. Después de muchos percances volvió a ver Roma y sus cofrades, en cuyo brazos santamente acabó sus días el 15 de diciembre de 1213.
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