Nacido en Pavía en la noble familia Beccari (o de Beccaria) en los primeros decenios del siglo XII, Lanfranco fue consagrado obispo de su ciudad por el Papa Alejandro III. La reconstrucción de su biografía se debe en primera instancia a su sucesor en la Cátedra episcopal, Bernardo, que escribió, poco después de su muerte, una "Vida Lanfranci": en la que se recogen, literalmente, vida, muerte y milagros del futuro santo.
De este escrito y de otras numerosas contribuciones bibliográficas emerge la figura carismática de Lanfranco: amable con los buenos, pero enérgico con los malos, piadoso, caritativo y de vida ejemplar. Defensor del poder de la Iglesia en un período en el que se producían a menudo controversias entre Papado y Autoridades laicas, entre Guelfos y gibelinas defendió con fuerza las propiedades y las prerrogativas eclesiásticas y por eso pronto se dirigió a los cónsules que gobernaban el Ayuntamiento de Pavía, terminando por ser ignorado y acosado por un cierto número de influyentes ciudadanos paveses.
La situación llegó a una gravedad tal que el Obispo se vio obligado a abandonar Pavía y a ir a Roma, donde encontró consuelo y apoyo por parte del Papa. Regresado a Pavía, pero ya cansado de luchar, se retiró al monasterio vallombrosano, entonces aún llamado del Santo Sepulcro (cerca de la ciudad pero no dentro de sus muros), donde murió el 23 de junio (quizás) de 1198, como aparece de una carta de Inocencio III del 8 de agosto de aquel año. La fama de santidad de Lanfranco se difundió rápidamente a través del territorio pavés y de los alrededores, también en función de los numerosos milagros atribuidos al obispo. Leyendo el agradable libro de Vittorio Lanzani "Crónicas de milagros. Documentos del siglo XIII sobre Lanfranco Obispo de Pavía" se puede constatar, no sólo que ya el sucesor Bernardo hizo registrar, con acto notarial, 40 casos reconocidos como milagrosos, sino también que algunos de estos acontecimientos tienen realmente un carácter de gran originalidad.
En efecto, junto con el registro de curaciones o de evasión de peligros, se encuentran al menos tres testimonios de prisioneros liberados tras acontecimientos prodigiosos acaecidos después de que éstos hubieran elevado invocaciones al Santo. Algunos de los documentos notariales de la época todavía están disponibles en los archivos de Pavesi y contienen las declaraciones de los protagonistas y de numerosos testigos de los hechos citados.
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