En los alrededores de Venecia, una de las localidades más melancólicamente sugestivas es Torcello, la más antigua, y por muchos siglos la más espléndida ciudad de la laguna véneta. Venecia nació en siglo V cuando la población de Altinum huyó delante del caballo de Atila.
Altinum fue ceñido de paredes torreadas. En recuerda de la màs antigua, la nueva ciudad fue llamada por tanto Turricellum, luego Torcello. Cuando, al tiempo de los longobardos, también el Obispo Paulino os trasplantó lo pastoral, Torcello fue extendida y prosperó. Se volvió en un "Gran emporio de tráficos y obra”, para decaer màs tarde con el desarrollo de la cercana Venecia, hasta que la malaria y el enarenamiento de la laguna completó la obra de abandono.
Los antiguos y admirables edificios de la ciudad surcados por los canales, cayeron sobre las fundaciones podridas, hundieron en el lodo lagunar, fueron desvestidos. Hoy sobreviven solamente dos, guapísimos. Uno es la iglesia que fue catedral, esbelta como un alto navío, arborizada por un escuadrado campanario. El otro es la iglesia de Santa Fosca, más tarda, pero todavía más interesante en su arquitectura circular, con cúpula y porches a los lados. En esta iglesia se mantienen las reliquias de Santa Fosca y Santa Maura, mártires del tercero siglo, no de Torcello, que no existió todavía, pero de Rávena, entonces ayuntamiento romano.
Fosca tuvo quince años, en el 250, cuando el emperador Decio ordenó la persecución. Su familia era pagana pero la niña sintió nacer en corazón una extraña piedad. Se confió por tanto a su aficionada nodriza, llamada Maura, es decir Mora, quizás porque de origen africano.
Maura animó los propósitos de la niña. Y hizo más, uniéndose a Fosca en la conversión. Las dos mujeres fueron bautizadas junto, tenida la noticia de la conversión, el padre de Fosca bramó de cólera y de desdén. Intentó con cada medio permitidole de su autoridad de pater familias hacer desistir su hija de su decisión. Se podría pensar que fuera empujado a eso por el cariño, temiendo para la niña los rigores de la persecución. Luego fue èl que denunció Fosca y Maura al gobernador Quintiliano.
La leyenda, casi por render tangible la virtud de las dos mujeres, cuenta que los soldados encargados de pararle, no osó acercarse, viendo dos ángeles que se tuvieron a su cadera. Fosca y Maura se presentaron en tribunal; sustentaron la acusación, profesaron la fe. En los procesos contra los Cristianos, el último recurso para empujar a la apostasía fue la tortura. Pero la fe de Fosca y Maura nunca vaciló bajo la flagelación. Fueron misas a muerte con la espada.
Santa Maura es considerada el modelo de las nodrizas cristianas, para tener, además de la leche de la vida corporal, instilado en la niña la leche de la vida eterna. Por tanto es
venerada como patrona de las niñeras. Y su nombre siempre es unido en la devoción al nombre de Santa Fosco, su hija de leche y espíritu, como unidas son sus reliquias.
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